miércoles, 28 de abril de 2010

Delicias del transporte público

Culmino mi jornada laboral como suelo hacerlo, harto de haber pasado nueve horas de mi vida en un lugar que detesto, haciendo cosas que no me satisfacen, y sabiendo que mi aporte a la humanidad ha sido poco menos que nulo.
Por ello, como siempre, estoy de pésimo humor.
Camino la cuadra que me separa de la parada del colectivo, cansado, algo dolorido, y pensando en lo lindo que sería ser millonario y poder mandar todo a la remismísima mierda.
Espero en la parada, deseoso de retornar cuanto antes a la comodidad de mi hogar.
Luego de unos minutos el colectivo asoma en el horizonte.
Junto aire y paciencia. Odio el colectivo, pero volar no se, así que por el momento lo necesito para volver.
Extiendo mi brazo.
El colectivo me ignora olímpicamente y pasa a los pedos, dejándome de garpe.
Puteo en varios idiomas durante algunos minutos. Maldigo al chofer y a toda su ascendencia. Fantaseo con tener una bazooka.

Al cabo de un rato veo venir al otro colectivo.
Extiendo nuevamente mi brazo. Lo agito un poco. Desciendo a la calle para hacerme mas visible. Cierro mi puño y extiendo mi dedo mayor sacudiéndolo como loco porque, otra vez, el puto transporte me pasa de largo.
Comienzo a dudar de mi visibilidad.
Evidentemente, o me volví transparente, o los colectiveros son unos reverendos hijos de puta. Me inclino por la segunda opción.

Hace ya cuarenta minutos que salí de trabajar, y todavía estoy esperando.
Mi mal humor se ha incrementado a niveles peligrosos. Ya no tolero nada. Me molesta todo.

Viene otro colectivo. A este lo detengo aunque deba arrojarme al medio de la calle.
Por suerte no es necesario.
Me subo.
Está, como siempre, bastante lleno.
Resoplo un poco, doy una rápida mirada al pasaje, cuento cuantas viejas viajando al pedo hay, pienso en por qué carajo no se quedan en su casa, y busco un lugar.

En la siguiente parada suben como diez personas.
Obviamente los servicios anteriores no solo me dejaron a pata a mi y, como consecuencia, en cada parada suben todos los rezagados.
Conclusión: luego de dos paradas mas, el vehículo está cargado hasta el límite de lo humanamente tolerable algo que, al parecer, al chofer no le molesta ya que sigue subiendo gente.
Buenísimo. Los dos primeros choferes eran unos soretes; este es demasiado benévolo y no quiere dejar a nadie de a pie.

Fantástico. Me encanta. Que lindo. Las pego todas.

Sin embargo, cuando pensé que ya no podría estar peor, reparo en la posición en la que los diversos acomodamientos y empujones de la marea humana me habían dejado: estaba parado justo frente a uno de los combos mas perniciosos que alguien como yo puede encontrarse en el colectivo. El combo “Joven madre boluda llevando a su molesto niño pequeño en la falda”.
Y cuando digo niño pequeño me refiero a un ser inquieto, molesto y rompepelotas, de esos que están en la edad del descubrimiento y quiere tocar todo lo que lo rodea.

Y da la perra casualidad que, de todo lo que rodea al pequeño bodoque, lo mas cercano es mi imponente figura.

Por supuesto no pasa mucho tiempo hasta que la detestable criaturita comienza a intentar agarrarme la punta del saco con sus regordeta y pegajosa (porque a cada rato se la metía casi completamente en la boca el divino) manito.
Yo, imposibilitado de huir, acorralado por una maloliente muralla humana, solo podía, apenas, evitarlo con sutiles movimientos de cadera y bastante cara de asco.
Pero el pequeño era perseverante y, una y otra vez, volvía a insistir en su cometido, mientras la boluda de la madre se hacía la que no se daba cuenta y miraba por la ventanilla.
Teniendo en cuenta mi carácter y a fin de evitar un quilombo seguro, pienso en dar un forzado paso atrás y alejarme así de su alcance pero, luego de una rápida mirada, noto algo que me hace desistir.
Justo a mis espaldas hay un pelado. Flaco. De polera. Que en una de sus orejas luce un arito de piedrita brillosa y que, juraría, tiene los ojos delineados. O sea, el pelado tenía una pinta de “afrancesado” (para no decir comilón) tremenda, y cuando miré a ver si me podía correr me lanzó una mirada que no me gustó ni medio.
No vaya a ser que yo me mueva hacia atrás y ese muchacho se confunda y lo tome como una insinuación de mi parte. Ya sería el colmo. Y el horno no está para bollos.

Así me encontraba, deliberando mentalmente acerca de mis opciones cuando, de repente, siento un pequeño tirón.
Bajo la vista y veo, con los ojos inyectados en sangre que, finalmente, el pequeño bofe con zapatillas que tengo enfrente ha logrado su cometido y ha conseguido asirse al extremo de mi corbata.
La madre lo mira, y luego me mira a mi con una estupidísma sonrisita como diciendo “Ay ¿No es hermoso mi nene? ¡Mirá como te llena de baba la corbata!”, seguramente esperando de mi parte un “¡Ay si es divino! Me encanta que me ensucie la corbata que acabo de estrenar hoy. Esperá que me agacho un poco para que me toquetee todo mas cómodo”, algo que, por supuesto, no sucedió ya que yo, con mi mejor cara de ojete y luego de dar un ligero tirón para arrebatar mi corbata de las garras del minúsculo atrevido, le respondí con una mirada de “Me vuelve a tocar y lo tiro por la ventanilla”.
O capaz que se lo dije, no sé, porque la mina se puso seria de golpe y agarró al chico y lo acomodó mirando para el otro lado.

Creo que a veces pienso en voz alta y no me doy cuenta.

No importa. La cuestión es que, con el niño controlado y el pelado con pinta de puto ya alejado de mi persona debido al movimiento de gente pensé que, por fin, el viaje continuaría normalmente.

Pero no.

Aún quedaba algo.

Un postre, por decirlo de alguna manera y utilizando una metáfora que luego cobrará sentido.

Se ubica a mi lado un señor.
Un señor maduro, de unos cincuenta, medio desarreglado, con pinta de empleado de comercio o algo así, y que olía a una mezcla de humedad, perfume barato y chivo.

Y resulta que este señor había tomado su boleto y, luego de haberlo retorcido sobre si mismo varias veces, se había confeccionando una especie de “palito” de papel con el cual comenzó, sin ningún reparo, a hurgarse meticulosamente las orejas.
Primero la derecha. Revolvía un rato. Luego pasaba a la izquierda. Revolvía otro rato.
Yo lo observaba cada tanto y cada vez me parecía mas repugnante (y no pregunten por que no miré para otro lado. No sé. No puedo. Soy así. Tengo que ver todo hasta el final).
La cuestión es que el tipo estuvo así como veinte minutos.
Finalmente, después de haber acicalado generosamente sus pabellones auriculares parecía que el trabajo de limpieza había terminado. Pero no.
El viejo roñoso redobló la apuesta y empezó a realizar el mismo procedimiento pero ahora con sus oídos (Si, ahí donde está la cerita), utilizando su palito de papel a manera de Cotonete.
Y otra vez, primero le daba a un oído, y luego al otro, y luego volvía al primero y así.
Y así pasó otro rato.
Pero no terminó ahí.

Todavía faltaba lo mejor.

Una vez que terminó de hurgarse casi con devoción cada uno de los recovecos y orificios de su aparato auditivo, este desagradable hombre agarró su adminículo y (y espero que en este momento no estén comiendo) se lo metió en la boca y lo empezó a chupar, moviéndolo de un lado a otro como si fuera un escarbadientes.

Y ahí si, apenas si pude contener la arcada y tuve que pasar el resto del viaje intentando pensar en otra cosa para no vomitar.

Y por si no quedó claro, todo eso pasó en un solo viaje.

Ahora bien, yo quiero creer que cosas como estas le pasan a menudo a cualquiera que tenga la poca fortuna de tener que utilizar los medios públicos de transporte ¿No?

No puede ser que cosas como estas me pasen solo a mi.

¿O si?


Si alguien allí del otro lado tiene alguna experiencia para contar, por favor, compártala.

Quiero creer que no estoy solo.

Necesito consuelo (Y olvidarme del viejo chupando el palito de boleto encerado).

miércoles, 21 de abril de 2010

Crítica de cine: FURIA DE TITANES

Si bien no me considero un gran estudioso de la mitología griega, debo decir que siempre me ha generado un cierto interés y, sin dudas, una enorme simpatía, por el simple hecho de ser, como es, una fuente casi inagotable de personajes heroicos y carismáticos siempre dispuestos a enfrentarse en épicas batallas, tan poéticas como espectaculares, con míticas criaturas y crueles y poderosos villanos.
Viene a ser algo así como una gran serie de cómics de superhéroes, pero que en lugar de vestir mallas coloridas y capas, visten túnicas y sandalias y pelean con espadas, flechas y magia.
Debido a eso, mi expectativa respecto a esta película era importante.
Casi tan importante como lo fue el sabor a poco con el que me quedé al salir de la sala, al encontrarme con una historia tan desabrida, que únicamente se sostiene por la catarata de efectos visuales que se suceden constantemente y que, apenas, si alcanzan para evitar que la experiencia se convierta en un completo fiasco.


Sinopis

La historia inicia con una voz en off que va explicando mas o menos, así medio rapidito, como viene la mano con esto de los Dioses, los Titanes, sus parentescos y quilombos familiares, como para que los que nunca en su vida leyeron un pomo sobre mitología o lo mas cerca que estuvieron de ella fue algún capitulo de “Los caballeros del Zodíaco” no se queden muy en pelotas.
De ahí, se pasa directamente al momento en el que un cofre aparece flotando en medio del océano y es encontrado por un humilde pescador.
El tipo lo sube al barco re contento, pensando que contendría algo valioso, pero cuando lo abre, para su sorpresa y decepción, en su interior solo se encuentra con una mina muerta abrazando sobre su pecho a un bebe recién nacido.
“¡No, si yo tengo una suerte, me cago en Zeus!” dice el pobre pescador meneando la cabeza, pero de todas formas, y mas que nada porque por ahí quedaba medio mal volver a tirar al pibe al agua, decide quedárselo y adoptarlo como parte de su familia.
Ese niño no es otro que Perseo, quien años después y ya convertido en un hombre, aunque cada tanto suele sentir en su interior que algo en él no es del todo normal, pasa sus días tranquilo y compartiendo el oficio de pescador de su padre adoptivo junto a su familia.
Todo iba bien entonces con su miserable vida de pobre, hasta que un buen día la familia llega con su barquito cerca de las costas de Argos, re emocionados porque finalmente podían ver en directo la imponente estatua en honor a Zeus que se erigía en uno de los riscos; pero justo cuando iban a hacer el dibujo (porque en esa época no había cámaras de fotos y para tener recuerdos los tenías que dibujar) notan que a los pies de la gigantesca escultura había unos soldados dele intentar tirarla abajo.
“Uh ¿Qué pasa?” pregunta Perseo “¿La están queriendo tirar?”
“No, le están haciendo el pedicure” le responde el padre que era medio mal llevado “Mas vale que la están queriendo tirar. Por lo que escuché parece que los hombres le declararon la guerra a los Dioses y esa es su forma de demostrarlo. La verdad, era hora. Los dioses ya me tienen bastante podrido”.
“Ah, pero es una flor de estuata”
dice Perseo “No creo que puedan voltearla”.
En ese momento la colosal escultura se quiebra y cae estruendosamente al mar, provocando una marejada que casi les da vuelta el barco.
“Dejá de hacer pronósticos ¿Querés?” le dice el padre a Perseo mientras empiezan a sacar agua de cubierta.
Mientras tanto, los soldados festejaban eufóricos su logro haciendo todo tipo de gestos obscenos hacia el cielo y gritando “¡Tomá Zeus. Esssta es para vo’!’” y cosas así.
De repente se escucha como un trueno, y desde las profundidades del mar surgen unas horribles criaturas aladas que, en pocos minutos, van y les arruinan el festejo asesinándolos a todos.
“Che pa ¿Y si nos vamos yendo?” pregunta Perseo a su padre mientras observaban el dantesco espectáculo, pero este le responde que se quede quieto, que si no se mueven capaz que a ellos no los ven.
En ese momento las criaturas comienzan a chocarse unas contra otras en el aire formando una densa nube negra de la cual emerge la siniestra figura de Hades, el Dios del Inframundo, que mira al barco, les dice “¿Y ustedes que miran perejiles?”, y se arroja con furia contra ellos haciéndolos pelota.
Debido a esto el barco obviamente se hunde y toda la familia muere ahogada, menos Perseo, que se salva y queda flotando a la deriva.
De ahí nomás Hades se va a los piques hasta el Olimpo y se les aparece al resto de los dioses que estaban ahí en ronda jugando al Veo-Veo.
“Zeus, Zeus ¿Viste lo que hicieron los hombres? ¿Viste? Te tiraron la estatua te tiraron” dice re botonazo.
“Seee, bueno, viste como son. Que le vas a hacer” dice Zeus que era medio pancho.
“Noooo, esto no puede quedar así” replica el alcahuete de Hades metiendo cizaña “Hoy te tiran una estatua y mañana se te cambian de religión y no te rezan mas. Y no te olvides que nosotros dependemos de sus plegarias. Además escuche por ahí que también andan diciendo que sos puto ¿No me dejás que les pegue un sustito así los ponemos en vereda de nuevo? ¿Eh? ¿Me dejas? ¿Si? ¿Dale? ¿Eh? ¿Eh?” insiste Hades muy cargoso y tironeándole la capa.
“Bueno, hacé lo que quieras, pero ojo, no te zarpes porque por mas desorejados, desagradecidos y maleducados que sean, a los hombres los creé yo y en el fondo un poco de cariño les tengo” dice Zeus mientras se materializa un mate y unas facturas para merendar.
“No, quedate tranquilo y dormí sin frazada que yo me encargo de todo” dice Hades mientras se va frotándose las manos.
Mientras tanto, de vuelta en la Tierra, Perseo es rescatado por un barco proveniente de Argos y llevado a la ciudad junto con algunos soldados, ya que aparentemente fue el único sobreviviente del encuentro con las criaturas de Hades, lo cual lo hacía lo suficientemente especial como para presentárselo al Rey.
Sin embargo, cuando llegan al palacio, el Rey estaba muy de fiesta y dele hacer brindis por la nueva era del hombre, y por la caída de los dioses, y por la finalización de la pelea entre Palermo y Riquelme, y por sus soldados, y que se yo, así que mucha bola no les da y se tienen que quedar por ahí al fondo medio incómodos.
Todo iba bien con el festejo hasta que la Reina, que ya estaba bastante copeteada, también empieza con los brindis y va y se manda con uno por la belleza de su hija Andrómeda, a la que califica como mas hermosa que los mismos Dioses a los cuales, como si fuera poco, directamente trata de bagayos envidiosos.
Y ahí se pudrió todo.
Se aparece nuevamente Hades ahí mismo en medio de la fiesta bastante ofendido y, luego de liquidar a unos cuantos soldados, se le pone enfrente a la Reina con cara de pocos amigos.
“¿Qué andas diciendo vos vieja atrevida?” le dice “¿Así que nosotros somos todos bagayos y le envidiamos la belleza a tu nena?”.
“SShhi” dice la Reina que estaba medio inconsciente del peludo que tenía “¿Y vossh quien shhoss? ¿Quién te dejó passhhar? Esshto eshh una fiesta privada ¿Sshhabessshh? Asshi que tómatelas o te hago sshhacar. A ver … ¡¡Sshheguridá!!”.
“Callate vieja” le murmura entre dientes el rey que estaba todo cagado y mirando al piso.
“¡¡Sshho no me casshho nada!!” grita la reina haciendo ademanes “¿A quien shhe comió esshhte colado? ¡¡Sshheguridáaa!!”
“¿Así que colado?”
dice Hades ya muy caliente. Y ahí nomás la agarra a la Reina y solo con una mirada le quema la peluca, le hace explotar los implantes, le hace saltar los puntos del lifting, le evapora el botox y la deja vieja, arruinada y hecha un desastre.
“Y además como ya me llenaron la bolas, en veinticuatro horas voy a soltar al Kraken para que venga, les rompa toda la ciudad y los mate a todos” grita Hades.
“Eehhh pero pará un poco, tampoco te lo tomes así” dice el Rey “¿No podemos negociar? ¿No te conformás con una disculpa?”.
“¡¡No!! La única forma de evitarlo es sacrificando a la bonita de Andrómeda, su princesita. Porque si. Porque se me canta. Ahí tienen, por vivos. Chau. Que les garúe finito” dice Hades. Se hace humo y desaparece.
En ese momento, de atrás de una columna desde donde había estado mirando todo, sale Perseo al grito de “Agarrenmén, agarrenmén que lo mato” pero ya es tarde porque ya pasó todo.
Todos lo miran con cara de “mmmmmm que hambre tiene este pibe”, pero no dejan de notar que, una vez mas, Hades liquidó a todos los soldados que estaban en el salón pero a él no le hizo nada. Algunos también sospecharon que algo raro había cuando, antes de desaparecer, Hades le guiñó el ojo y le dijo “Saludos a tu viejo”, pero de todas formas, como era un extraño y no tenía plata para pagarse un abogado, el pobre flaco terminó en cana.
Un rato después, mientras estaba en el calabozo pensando en lo miserable que era su vida, Perseo recibe la visita de una joven y hermosa mujer llamada Io que, para su sorpresa, le hace saber que, al igual que ella, él es un semi dios, es decir hijo de un dios y un humano, y que como tal tiene una misión que cumplir, que es la de destruir al Kraken.
“¡¿Lo que?!” dice Perseo “¿Vos me estás cachando? Yo soy un pescador nena. Y al único que quiero liquidar es al mugriento ese de Hades que me mató a mis papis y me dejó sin barco”.
“No, Persi, vos sos un semi dios te guste o no y si lo querés derrotar a Hades, igual primero tenés que matar al Kraken” le responde Io con mucha paciencia.
“Pe ..pe.. pero ¿Cómo es que yo soy un semi dios? No entiendo” dice Perseo que era medio lerdo.
“Bueno” explica Io “Básicamente, lo que pasó es que una noche tu vieja se abrió de gambas y vino Zeus y se la c…”
“¡¡No!! No me refiero a eso. Bueno dejá no importa”
dice Perseo medio shokeado “¿Y ahora que hacemos?”.
“Ahora tenemos que ir hasta la loma del culo a ver a unas brujas que son las únicas que saben como podemos matar al Kraken, así que ponete las pilas y vamo” dice Io.
De esta manera y luego de enterarse de la chapa que tenía Perseo, el Rey pone a su disposición al mejor y mas experimentado grupo de soldados de Argos para que lo acompañe en esta jornada, depositando en ellos toda su confianza para salvar su reino y a su amada hija Andrómeda del trágico destino que les aguardaba.
Perseo emprenderá así un largo y riesgoso viaje que lo llevará a vivir un sin fin de peligros que jamás imaginó que debería enfrentar, mientras se debate interiormente entre cumplir su destino simplemente como un hombre, o aceptando el favor de los dioses que tanto desprecia.

Para cualquiera que conozca algo de la verdadera historia de Perseo, es mas que obvio que esta es una adaptación muy MUY libre de la misma, ideada únicamente con el fin de hacerla potable en el contexto de una película que no necesitara demasiado para ser entendida.
Esto queda claramente reflejado por un guión que carece de profundidad, en el cual los hechos se suceden casi porque si, en un intento, quizás, de incorporar la mayor cantidad de figuras mitológicas posibles y explotar al máximo los recursos visuales que representan, sin dudas, el único punto fuerte de la cinta.
Los personajes se presentan de manera demasiado superficial, algunos con historias que no llegan a desarrollarse de manera efectiva (Perseo, por ejemplo, pasa directamente de no saber un pomo de nada a ser el líder de un equipo de guerreros y a pelear como si hubiera nacido con una espada en la mano), y otros muy pobremente caracterizados como ser el caso de los dioses, que se muestran excesivamente humanizados y faltos de magnificencia (Zeus mas que un Dios parece un caballero de plata de la serie Saint Seiya).
Como puntos positivos, cabe mencionar, como dije antes, la excelente factura de las secuencias de acción y la impactante calidad de los efectos visuales y sonoros, los cuales cumplen ampliamente con el objetivo de brindarle intensidad y emoción a una producción que de otra manera por momentos, quizás, podría llegar a aburrir.
En cuanto a las actuaciones, se presenta un deslucido Sam Worthington en el rol de Perseo, acompañado por Liam Neeson como Zeus, Ralph Fiennes como Hades, Gemma Arterton como la bella Io, Alexa Dávalos como Andrómeda, Mads Mikkelsen como Draco, y Jason Flemyng como Acrisius entre otros.
La película fue dirigida por Louis Leterrier quien cuenta en su haber con trabajos como “El Transportador 2” y “El Increíble Hulk” y que, afortunadamente, en esta oportunidad pudo utilizar todos sus conocimientos en la realización de buenas e intensas escenas de acción y con eso salvó las papas, pero hasta ahí nomás.

Calificación: 2 Renegados y medio (Regular. Una historia que pretende ser épica y que lamentablemente se queda en la pretensión. Entretiene, imbuida de un gran atractivo visual, pero no llega a ser lo que podría haber sido).

Recomendaciones: Si Ud. es profesor de historia o mitología, no vaya porque se va a calentar, va a empezar a hacer correcciones en voz alta, alguien lo va a hacer callar y se puede armar lío.
Si Ud. es amante de las películas épicas llenas de personajes así medio raros y no pretende otra cosas mas que pasar el rato, vaya. Esta película es eso y nada mas.
Si a Ud. no le gustan las películas de héroes, gladiadores y criaturas míticas, no vaya. Nadie lo obliga. Y si va, no joda.
Si Ud. espera que esta película le vuele el bonete, espere la secuela, a ver si levantan la puntería. Por lo pronto si no tiene otra cosa que hacer vaya, pero por ahí sale medio decepcionado.

martes, 6 de abril de 2010

Crítica de cine: CONTACTO DEL CUARTO TIPO

Debo confesar que esto de los OVINS y la existencia de vida extraterrestre es un tema que me ha interesado desde mi mas temprana edad.
No sé bien por qué, pero diría que casi desde que tengo uso de razón, por algún extraño motivo, no puedo evitar leer con avidez cualquier tipo de artículo, nota, informe o reporte que aparezca sobre esto.
De hecho, mi primer recuerdo se remonta a una nota que leí siendo aún bastante chico en una revista (si mal no recuerdo era una tipo “Gente” o “Semanario”) cuyo titular, a doble página y en grandes letras negras, decía “Ellos nos observan” y mostraba inmediatamente debajo una representación gráfica (supongo, no creo que el marciano se haya prestado para la foto) de la cara de un alien típico de esos del tipo gris (esos de cabeza grande y ojos negros) bastante perturbadora para ser vista por un niño de escasa edad y frondosa imaginación (tanto es así que todavía recuerdo que la primer imagen que vino a mi mente al leer la nota, fue la de ese bicho asomándose por la ventana de la cocina de mi casa y mirándome fijo, lo cual me valió varias noches de insomnio).
A partir de allí, y fogoneado incluso por aquellas evidentemente poco serias notas que salían en la ahora desaparecida revista “Flash” (en una de las cuales fue que leí por primera vez sobre el caso de abducción quizás mas famoso, que fue el de Barney y Betty Hill) mi interés en el tema fue creciendo cada vez mas, hasta convertirse hoy en día en uno de mis temas favoritos, junto con la metafísica, los fenómenos paranormales, el armado de explosivos caseros y el bordado artístico.

“¿Y a que viene esta tan poco interesante introducción?” se estarán preguntando ahora. Bueno, simplemente a que debido a este interés que detento en el tema es que fui a ver esta película con una cierta expectativa, sabiendo que no era una película de formato típico, sino que está realizada tipo documental y basada, supuestamente, en hechos reales.
Y esto es importante mencionarlo ya que es lo que, mas o menos, le da sentido a una cinta que, de otra manera, quizás dejaría en el espectador desprevenido la sensación de que vió una película hecha con dos pesos con cincuenta y a la que ni siquiera se molestaron en darle un final.


Sinosic

La proyección comienza con un primer plano de la actriz Milla Jovovich presntándose (dice “Hola. Que talco. Yo soy la actriz Milla Jovovich”) quien, aparentemente subida a una calesita de plaza junto con el cameraman, aclara que lo que están a punto de ver (o sea, cuando estén viendo la película. No acá. Acá no van a ver nada. Esto es un blog, no un cine) está basado en hechos reales ocurridos en la ciudad de Nome, en Alaska, y que guarda la tosca porque por ahí hay imágenes que te hacen cagar todo y podés quedar medio tururulo y que ella no se va a hacer responsable y que después no le vengan con problemas y todo eso.

Inmediatamente después, la historia da comienzo con una entrevista a la psicóloga Abigail Tyler (supuestamente la de verdad) que pobrecita tiene una cara de loca que no da mas (y además es lo mas parecido a un marciano que aparece en toda la película), y cuyo relato, por ser la protagonista principal de los hechos, será lo que vaya llevando el ritmo a lo largo de toda la película.

Resulta que todo comenzó una noche mientras ella y el marido, que también era psicólogo y estaba investigando unos casos medios raros, estaban durmiendo después de hacer la chanchada.
Según cuenta la mina, alguien o algo entró en la pieza y lo ensartó al tipo como churrasco de croto ahí nomás enfrente de ella, asesinándolo, sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo.
A raíz de ese hecho, la pobre mujer quedó medio obsesionada y con un poco de cargo de conciencia por no haber visto quien fue el asesino por lo que, como última posibilidad, solicita la ayuda de su colega psicólogo Abel para que la hipnotice a ver si así podía recordar algo.
El tipo acepta, la duerme, primero la jode un poco le dice “Ahora sos una gallina” y la mina cacarea y eso, pero después se pone serio y comienzan con la regresión hasta el momento de la noche del suceso.
Todo parecía ir bien, pero justo en el momento clave del hecho, la mina se pone como loca, grita, llora y patalea y al final la tiene que dspertar se queda sin poder identificar al intruso.
El psicólogo amigo le dice que mejor que se tome unas vacaciones porque está bastante colifa, pero Abigail no solo se niega sino que, además, le dice que va a continuar con las investigaciones en las que estaba trabajando su difunto esposo porque eso es lo que él hubiera querido, y además porque las cosas están cada vez mas caras y de algo tiene que vivir.
Así es como comienza a tratar a algunos pacientes que, extrañamente, coinciden en mostrar ciertas alteraciones del sueño, las cuales, siempre, van acompañadas con la previa aparición de un búho que los mira por la ventana.
“Uh que cucú que está esta gente” piensa la licenciada para sus adentros pero, igualmente, como eso es lo que le da de comer, continúa con los tratamientos, intentando develar cual es el misterio que encierra esta aparición.
Después de algunas sesiones típicas en las que el paciente habla y el psicólogo dice “Mhhjmmm” mientras hace dibujitos en su anotador y piensa en lo que puede hacer para cenar, a Abbey se le ocurre probar con la hipnosis para ver si se puede finalmente echar algo de luz sobre el significado del búho y su relación con las alteraciones en el sueño, y así ir dándole un cierre al asunto porque ya la tenía medio aburrida.
Entonces, agarra a uno de los pacientes y lo hipnotiza.

Lentamente lo va haciendo regresar hasta el momento en el que tuvo problemas para dormir y le dice que se fije si ve que está la lechuza en la ventana.
“Si, ahí está” dice el tipo hipnotizado.
“Mmhhjjmmm” dice la licenciada “¿Y que hace el búho?”
“Me mira”
dice el tipo.
“Bueno, espantalo. Tirale un zapato o algo” le dice Abbey demostrando poco profesionalismo.
“No, pero no se va” dice el tipo ya mas nervioso “Haga lo que haga no se mueve. Ni se inmuta. Se queda ahí mirándome fijo ese pájaro de mierda”.
“Bue”
dice la mina medio resoplando “No se, soñate una gomera y bajalo de un gomerazo”.
“¡¡No!!”
dice el paciente de repente y ya muy nervioso “¡¡No es un búho!! ¡¡Uy mamita querida!! ¡¡Me caigo y me lavanto!! ¡¡Ay la puta que lo pario!!”
“Eh ¿Qué pasa? ¿Qué es? ¿Una paloma? ¿Un murciégalo?”
pregunta Abbey algo intrigada.
“¡¡No!! ¡¡No es!! ¡¡No es!! ¡¡Está afuera de mi habitación!! ¡¡Va a entrar!! ¡¡Ayayayay que horrible!!” grita el pobre tipo ya todo chivado, y ahí nomás se pone re loco.
“¡¡Uh pará loco pará…Estás dormido, no pasa nada. Aguantá que te deshipnotizo!!” le grita la licenciada, y de inmediato le vacía un sifón de soda encima demostrando lo limitados que son sus conocimientos de tratamiento por hipnotismo.
El pobre hombre sale del trance pero queda mas loco que antes y se va sin explicarle nada a la mina, que se queda así medio descolocada y encima sin soda para la cena.
Esa misma noche, ese mismo tipo agarra y mata a toda su familia antes de suicidarse.
Al toque todos la miran a la pobre mina medio de reojo, en especial el comisario del pueblo que nunca le tuvo mucha simpatía, y quien le advierte que no vuelva a practicar la hipnosis con nadie mas porque es obvio que muy bien no le sale.
Sin embargo al otro día, otro paciente viene y, aún sabiendo lo que había pasado, le pide a Abbey que lo hipnotice porque ya no aguanta mas el tema este del búho en la ventana y se lo quiere sacar de la cabeza.
“Bueno, pero mirá que cualquier cosa yo no me hago responsable eh” se ataja la loquera.
“Si, si, vos hicnotizame tranquila que no pasa nada” le dice el tipo.
Empiezan la sesión y al rato otra vez:
Abbey: “¿Está el búho?”
Paciente:
“Si, ahí está”
Abbey: "¿Y que hace?"
Paciente: "Nada. Me mira con cara de búho".
Abbey: "Bueno, fijate si lo podés espantar o algo".
Paciente (nervioso): "¡¡Uh la puta que lo reparió no es un búho!!".
Abbey: "¿Y que es? ¿¿Qué es??".
Paciente (re sacado y con cara de espanto): "¡¡¡AAAhhhhh!! ¡¡¡Nooooo!!! ¡¡¡Viene!!! ¡¡Está ahí al otro lado de la puerta!! ¡¡Viene por mi!! ¡¡Me quiero matar!! ¡¡Que hijodemil!! ¡¡Mirá vos lo que era!! ¡¡No lo puedo creer!! ¡¡Que espantoso!! ¿¿¡¡Por que a mi!!?? ¡¡Llevate a mi mujer!! ¡¡Noooooooo!!! ¡¡¡¡AAAAHhhhhhh!!!".
“Bueno, bueno, quedate tranquilo”
grita la licenciada “Ya te deshipnotizo” le dice mientras lo rocía con un matafuegos.

El tipo se despierta medio pálido, le vomita un canasto y se va.

“¿Y? ¿Que me contursi?" le dice Abbey a Abel que se había quedado como observador.
“No se. Están relocos” responde el profesional.
“Para mi que se los están llevando los marcianos” arriesga la mina así sin anestesia.
“¡Ah bueno! Vos estás mas loca que ellos” retruca el tipo meneando la cabeza.

En ese momento entra la secretaria del consultorio toda nerviosa y le dice a Abbey que vaya y escuche la cinta que le había dado para transcribir a la mañana (porque los psicólogos se graban ellos mismos hablando sobre los pacientes para no olvidarse de lo que piensan).
La mina va y al poner la cinta se escucha ella misma hablando de los casos antes de quedarse dormida.
Después se la escucha roncando, se escucha un regio gas, y de repente un ruido de puerta que se abre y un grito largo y desgarrador, ruido como de forcejeos y un extraña voz no humana hablando un dialecto ininteligible.

Abbey queda estupefacta. Todos la miran abriendo mucho los ojos.

“¡Esa sos vos!” le dice el psicólogo colega.
“Si” responde la mina con un hilo de voz.
“Faaaaaaa ¡¡Que pedo te tiraste eh!!” le dice el tipo riéndose a carcajadas.

A partir de ese momento, sabiendo que ella misma es tan protagonista del fenómeno como las demás víctimas, Abigail comenzará a profundizar sus investigaciones, lo cual la llevará a descubrir cosas y a vivir situaciones que nuca hubiera imaginado y que cambiarán para siempre su vida.

Digamos que lo “interesante” de esta producción es la superposición en pantalla de las escenas actuadas por los actores, con supuestas filmaciones protagonizadas por los supuestos protagonistas reales de los hechos (que no voy a decir si son reales o no para no arruinarles el efecto).
Esto, hace que por momentos todo adquiera un grado de realismo que inquieta bastante si uno se deja atrapar por la historia y se muestra dispuesto a creer lo que se está presentando.
De hecho hay un par de momentos no poco perturbadores, especialmente en las supuestas filmaciones en video de los casos “reales” que están muy bien logrados tanto en lo que respecta al clima como a los efectos visuales.
Mas allá de eso, el guión se desarrolla de manera efectiva, la película logra ser interesante sin ser apasionante, y logra entretener sin recurrir a las típicas exageraciones visuales a las que la industria nos tiene acostumbrados.
En cuanto a las actuaciones Milla Jovovich se luce en su interpretación de la trastornada Abbey Tyler, muy bien acompañada por Elias Koteas en el rol de Abel, Hill Patton como August, Enzo Cilenti como Scott, y Hakeem Kae-Kazim como el profesor Awolowa entre otros.
Merece también una mención especial la gran actuación del búho Ernesto, que si bien no estuvo mucho tiempo en pantalla, logra darle a su personaje de búho un realismo impresionante.
La dirección de esta película estuvo en manos de Olatunde Osunsanmi, quien además hace una participación como el entrevistador de la Dra. Abbey Tyler.

Calificación: 3 Renegados (Buena. Una temática inquietante tratada de manera original en una producción que entretiene y que deja a criterio del espectador el realismo de los hechos que presenta).

Recomendaciones: Si Ud. espera ver una película con marcianitos buena onda tipo “E.T.” no vaya. Estos marcianos son bastante hijos de puta.
Si Ud. es creyente en los OVNIS y esas cosas vaya que le puede interesar, pero ojo porque capaz que sale medio paranoico.
Si Ud. no cree en nada de eso, no vaya. Se va a aburrir, se la va a pasar resoplando y alguno con poca paciencia por ahí lo faja.
Si Ud. es un marciano que está de incógnito entre nosotros, vaya y vea lo mal que lo están haciendo quedar.